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Cuando al ego se le viste…a la moda y eligiendo la imagen por la que quiere ser reconocido, no por gusto sino por apariencia. Se le maquilla y atusa igual que cuando éramos niñas a nuestras muñecas o cuando los hombres tunean sus coches. Cuando al ego se le cuelgan estudios, especializaciones y cuantos más títulos mejor, no por gusto sino para su sustento. Cuando se le sujeta con fotos que se ajustan a nuestra idea de él.Cuando se le mantiene con orgullo ante la mirada de lo social auto escondiéndonos de las incongruencias entre la imagen y la experiencia real. Entonces el ego es una carga.Hemos fabricado una realidad social ajustada a las medidas de los egos. Castillos en el aire que se vuelven contra nuestra paz personal y colectiva, claro.