A veces la vida, madre divina, nos invita con más o menos gentileza a confluir con las verdades de nuestro corazón y así vamos transmutando a un latido cada vez más genuino.
A veces la vida, madre divina, nos invita con más o menos gentileza a confluir con las verdades de nuestro corazón y así vamos transmutando a un latido cada vez más genuino.