Había una vez un lirio que le dijo a un girasol, el amarillo no me gusta, no te sienta bien haces mal poniéndote ese color, deberías ponerte de morado.
Los juicios son como un juego de dominó que se arma en la mente.Es un proceso, necesita energía.Se acciona un patrón mental como un desplegable, además se activa el emocional,cambia la energía y zarandea las sensaciones en el cuerpo. A mi me parece cómo si se iniciase en los pensamientos un partido de fútbol.
Algunos de estos procesos los notamos, otros no y muchos cuando ya están a medio partido. Algunos nos aportan comprensiones nuevas, lucidez.Otros amargura.
Estos últimos suelen ser los que se refieren al buen o mal hacer de nuestros semejantes. Con mucha frecuencia ocurre que a quien conocemos más íntimamente es quien más juzgamos. Cuando termina el partido mental, nuestros sentimientos respecto a la otra persona han cambiado, nos hemos distanciado. Cuando no ocurre que nos lanzamos hacia el otro con exigencias más o menos camufladas ( te sugiero, deberías…o arrojamos directamente el juicio en forma de insulto más o menos sutil) a la otra persona. En estas o un poco más tarde aparece el autojuicio…la culpa o las justificaciones que montan una fortaleza sobre lo anterior y nos quedamos aislados en nuestra trinchera mental.
¿Qué hacemos con lo que pasa por nuestra mente? a veces es tan inmediato…La costumbre de contemplar estos procesos…en cada uno, investigar cómo funcionan en cada cual, interviene normalmente positivamente en ello.Volvemos a nosotros a la Conciencia que somos, a casa.Y curiosamente el juego del dominó mental se para, la energía cambia. Para mi ahí es un momento excelente para sentarme a respirar todas las emociones y sensaciones que me visitan.