Awhad al-din Balyani – Sufi – Persia – Siglo XIII

POESIA Y NO DUALIDAD, EL CIELO EN LA TIERRA

Awhad al-din Balyani – Sufi – Persia – Siglo XIII
En el Nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso. . .
Las alabanzas pertenecen a Dios, ante cuya unidad no hay antes a menos que el antes sea Él, y después de cuya unicidad no hay después, a menos que el después sea Él. Él es, y no hay con Él ningún antes o después, arriba o abajo, cercanía o distancia, cómo o dónde o cuándo, tiempo o momento o duración, existencia o lugar manifestado.
Y ahora es como siempre ha sido. Él es el Uno sin unidad y el único sin unicidad. Él no está compuesto de nombre y nombre, porque Su nombre es Él y Su nombre es Él y no hay nombre o nombre que no sea Él. Él es el primero sin la primacía y el último sin perdición.
Dios es lo aparente sin apariencia y lo oculto sin ocultación. Es la existencia misma de las letras de los nombres, la primera y la última, lo aparente y lo oculto. No hay primero ni último, aparente u oculto, excepto Él, sin que las letras que forman estos nombres divinos se conviertan en Él y sin Él se conviertan en estas letras.
Entiende esto para que no cometas el error de aquellos que creen en la materia.. Dios no está en nada y ninguna cosa está en Él, ya sea entrar o salir de Él. Es de esta manera que debes conocerlo a Él y no a través del conocimiento teórico, la razón, la comprensión o la conjetura, ni con los sentidos, el ojo externo o la visión o percepción interior.
Nadie lo ve, excepto Él mismo, nadie lo alcanza, excepto Él mismo, y nadie lo conoce, excepto Él mismo. Él se conoce a sí mismo a través de sí mismo y se ve a sí mismo por medio de sí mismo. Nadie más que Él lo ve. Su velo es su unidad, ya que nada lo esconde más que él. Su propio ser le vela. Su ser está oculto por su unidad sin ninguna condición.
Nadie más que Él lo ve. Ningún profeta enviado, santo perfecto o ángel que se acerque lo conoce. Su profeta es Él, Sus mensajeros, Él, Su mensaje es Él y Su palabra es Él. Él se envió de sí mismo, a través de sí mismo a sí mismo. No hay intermediario o medio que no sea Él. No hay diferencia entre el remitente, lo que se envía y el destinatario. La existencia misma del mensaje profético es SU existencia.
….
“Quien se conozca a sí mismo, conoce a su Señor “