Uno de los pasos más divertidos en los procesos de desarrollo espiritual en los que trabajo es el de encontrar las limitaciones del pensamiento, con cada persona.
Normalmente en esos momentos en los que «la máquina mental» se encuentra en un callejón sin salida, se abre automáticamente una puerta a explorar más allá o antes de lo mental. Entonces es más fácil acceder a la experiencia espiritual y aprender a experimentar la vida desde esa dimensión.