son esos patrones que nos hacen daño y con los que hacemos daño. Como un molde que aplicamos mecánicamente. Se repite. Desencadena una sucesión de pensamientos, emociones, conductas y escenografía. Tendemos a negarlos, no verlos o justificarlos. Y sin embargo las sombras, las llevamos puestas en el rostro y cualquiera que nos mire con un poquito de atención puede verlas. Van siempre teñidas de lo mismo soberbia o dureza o falta de fortaleza, amargura, juicio, cinismo, pena etc. A cada cual se nos van dibujando de según qué colores.Una pista para encontrarlas es que suelen ser esas cosas que,sobre todo al principio, nunca nos gusta escuchar acerca de nosotros.Y de las que solemos acusar muchas veces a muchos otros. Incluso podemos afirmar muy categóricamente que nosotros jamás haríamos algo así.Encarar las sombras. Verlas primero, asumirlas después e integrarlas produce paradójicamente el efecto de diluirlas. Se nos van desdibujando.